El último periodo analizado evidencia un aumento en el consumo de arroz por parte de los ticos. Durante el 2022–2023, el consumo per cápita fue de 50,27 kilos al año, de esa manera volvió a los niveles de hace 15 años.
Según el Centro Estadístico de CONARROZ, para el período 2009-2010, cada persona en este país comió anualmente 50,71 kilos de arroz, para el periodo siguiente aumento a 53 kilos y a partir de entonces comenzó en caída hasta llegar a los 45 kilos, número que se mantuvo en los últimos años.
El aumento reflejado en 2022 y 2023 podría deberse a varios factores, uno de ellos es el constante llamado que han hecho importadores y nutricionistas para alentar a la población a retomar los alimentos tradicionales y hacer a un lado el consumo de comidas rápidas.
También la firme búsqueda de proveedores que satisfagan las preferencias que tienen los costarricenses en cuanto al arroz, quienes gustan de un grano blanco, entero y suelto.
“Debemos además dar crédito a la Ruta del Arroz, que ha permitido que la baja en los aranceles nos permita asumir los aumentos que el grano ha experimentado a nivel internacional, así como la subida en los fletes. Esto ha hecho posible que los ticos sigan adquiriendo a precios muy accesibles este producto de la canasta básica, fundamental en nuestra alimentación”, dijo Juan Carlos Sandoval, gerente general de La Maquila Lama.
Los datos sobre consumo se realizan con los cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Los diferentes actores del mercado del arroz en el país, están a la expectativa del próximo análisis y esperan que el consumo continúe hacia arriba.
Principalmente, porque se espera que para el segundo semestre del 2025 haya un acomodo en el mercado internacional y esto permita disminuciones importantes en el precio del arroz al consumidor.
Esto es importante ya que históricamente el arroz ha sido fundamental en la dieta de los costarricenses, por eso desde el 2002, el Ministerio de Salud promulgó la obligación de que llegara a los hogares fortificado con ácido fólico, vitamina B12, vitamina E, selenio, zinc y vitaminas del complejo B, para combatir las anemias nutricionales y malformaciones congénitas del tubo neural (malformaciones de la médula espinal que ocurren durante la gestación por deficiencia de ácido fólico).
Las vitaminas del complejo B ayudan a metabolizar los alimentos y desempeñan un papel clave en la función cerebral. También este grano aporta minerales y nutrientes esenciales como potasio, magnesio, selenio, hierro y zinc, da al organismo fibra, es bajo en grasa y libre de gluten. Contiene aminoácidos que, al ser combinados con alguna leguminosa, como frijoles o lentejas, proporciona proteína al organismo.