Hace apenas unos días pudimos ver como Avengers: Endgame se convirtió en la película más taquillera de la historia del cine al alcanzar una recaudación global de USD 2.79 billones de dólares, superando a Avatar, que por una década sostuvo el récord con USD 2.78 billones. Sin embargo, aunque sumemos la recaudación de ambas películas, estas no alcanzan ni el 5% que generará la industria de videojuegos en el 2019, pues según NewZoo, se espera que este año la industria alcance más de USD 152.1 billones a escala global.
De hecho, de acuerdo con la misma fuente, se espera que el mercado de los videojuegos en América Latina genere más de USD 5.6 billones en 2019, lo que representa un crecimiento anual de +11.1%, e implica que esta es la región de más rápido crecimiento en el mundo.
La tendencia es clara y sostenida. En América Latina, el gaming ya no es la afición de un pequeño nicho del mercado; sino un fenómeno mainstream que forma parte de la planificación económica de los hogares y que, además, está influyendo directamente en la cultura de los latinoamericanos, impactando la forma como interactuamos, como nos educamos y como desarrollamos capacidades y habilidades para enfrentarnos a los desafíos del mundo de hoy.
De acuerdo con la información provista por NewZoo, en América Latina existe una población de 656.8 millones de habitantes, de los cuales 435.3 millones tienen presencia online y 252.6 millones pueden calificarse como gamers, incluyendo a aquellos que interactúan con videojuegos de forma casual o entusiasta.
Sin embargo, el fenómeno del gaming no sólo existe por el hecho de que un tercio de la población latinoamericana entra dentro de la categoría de gamers; sino porque cada vez son más los elementos culturales que se comparten entre los videojuegos y otras áreas del entretenimiento.
Dicha vinculación ya ha sido tomada en cuenta, desde hace varios años, por las economías más grandes del mundo. Ya hace tiempo que una famosa serie de videojuegos – Assassin’s Creed® – basada en una batalla centenaria entre un grupo favorable al libre albedrío y otro grupo que promueve el absoluto control social inspiró una película de Hollywood que contó con el talento de actores ganadores de un Oscar. Ahora, una serie de novelas de fantasía – The Witcher® –, que ya sirvió de inspiración para una exitosa serie de videojuegos, está siendo adaptada por Netflix® a una serie dramática de televisión.
Pero los efectos de los videojuegos no sólo pueden verse en otras industrias del segmento de entretenimiento, sino que incluso en el lugar de trabajo son cada vez más las empresas que utilizan elementos de los videojuegos para promover la productividad y el engagement de sus empleados. Asimismo, también varios expertos han defendido esta idea para mejorar la comprensión de los alumnos en el aula de clase.
Cada vez son más los elementos que demuestran que el gaming va mucho más allá del antiguo estereotipo de que los videojuegos no generan ganancia alguna para quien los juega; sino que la investigación actualmente demuestra todo lo contrario.
La gamificación, anglicismo que se está comenzando a utilizar ampliamente por los expertos, busca hacer uso de la predisposición positiva que tienen los seres humanos para participar en juegos, obtener recompensas y resultar ganadores en espacios justos y amenos que rompan la monotonía del espacio de trabajo o de aprendizaje.
Pensemos que hace algunos años teníamos la concepción de que los dispositivos móviles, el internet y otros, eran obstáculos que dificultaban la educación o la productividad y hoy, estos se han convertido en elementos esenciales para que los alumnos puedan recibir una educación formal completa o para que se obtengan los niveles de productividad necesarios en cualquier oficina.
Si bien la región y el mundo todavía se encuentran en este debate sobre la gamificación y el impacto del gaming, la tendencia pareciera apuntar a que la introducción de estas metodologías será cada vez más necesaria. Así como las empresas hemos tenido que adaptarnos a los cambios tecnológicos, culturales y sociales que traen consigo las nuevas generaciones, también tendremos que hacerlo para adaptarnos a una cultura sana del juego que, sin duda, se puede utilizar para promover el desarrollo social y económico de nuestros países.
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Oscar Martínez, Director Regional para México, Centroamérica y Caribe de Kingston Technology