¿Por qué vale la pena ver One Piece?

¿Por qué vale la pena ver One Piece? ¿Por qué vale la pena ver One Piece?

One Piece ya está en Netflix, tras la inclusión de los primeros 61 capítulos, y no se me ocurre una mejor excusa para aconsejar a quienes no le han dado la oportunidad que comiencen a ver una de las mejores historias de anime jamás creadas. ¿No me creen? Confíen en mí, soy filólogo. Si eso aún no les dice nada, no los culpo…

 

Este anime narra la historia de Monkey D. Luffy, un muchacho que decide lanzarse a la mar con el fin de convertirse en el rey de los piratas, de manera que comienza a reunir a su tripulación y buscar un barco para cumplir su sueño, pues si desea alcanzar su objetivo necesitará hallar el tesoro homónimo al título de la serie, que pertenecía al legendario Gol D. Roger.

 

El mundo en que se desarrolla esta aventura tiene ciertas características que conviene mencionar, en primer lugar, existen unos frutos llamados “akuma no mi” (frutas del diablo) que brindan poderes a quien los coma a cambio de quitarle la capacidad de flotar en el agua de mar, al tiempo que tras hundirse lo suficiente la persona pierde todas sus fuerzas y habilidades especiales. Luffy comió una fruta que volvió su cuerpo de goma.

Asimismo, este planeta está regido con puño de hierro por la nobleza que se impone mediante la Marina, una fuerza militar internacional que mantiene el “orden” y la “justicia” a cualquier costo. A esta institución represiva se oponen los piratas, quienes lejos de vivir vidas tranquilas pagando impuestos deciden lanzarse a la aventura y el peligro, el romance en su sentido no amoroso.

 

Curiosamente, cuando dicho ejército quiso acabar con la piratería atemorizando a la población, consiguió el efecto contrario, pues el rey de los piratas Gol D. Roger, el hombre que lo tuvo todo, justo antes de su ejecución brindó pistas a quienes lo escuchaban sobre dónde estaba el One Piece, ocasionando una estampida de personas en busca de dicho tesoro que inauguró la Gran Era de los Piratas.

 

LOS OBSTÁCULOS

Existen varios obstáculos para adentrarse en el inmenso y salvaje mundo creado por el maestro Eiichiro Oda. Primero, la trama y los detalles que he mencionado quizá les recuerden a otras series que ya vieron y les parecieron malas o incluso las consideran mejores, como, tal vez, Naruto, Fairy Tail o Nanatsu no Taizai. En mi opinión, ninguna de esas obras alcanza el nivel de desarrollo y complejidad que adquiere One Piece.

En segundo lugar la serie, al momento que escribo esto, ya se encuentra en su capítulo 946, lo cual significa que no es de esas historias que se miran en una sentada… No, a estas alturas del partido, sería necesario dedicar tiempo a ver una buena cantidad de capítulos semanalmente para ponerse al día, lo cual a algunos podría parecerles imposible.

 

Como tercer obstáculo, One Piece es un gusto adquirido, si no se le da la oportunidad para que muestre sus cualidades, no habrá forma de tolerarla. Desde el dibujo “feo” en que todos los personajes tienen algún defecto físico o desproporción, lo cual saca de la estética “normal” del anime, pasando por el humor de Oda que a veces es directo y entretenido, pero en ocasiones fuerza mucho un chiste que no hace gracia, y ni qué decir de la estructura lineal de su trama.

 

Tampoco ayuda el hecho de que se le conoce como una serie que alarga y mete relleno entre la historia para que los capítulos se acerquen lo menos posible al manga, aunque, en el caso de quienes deseen comenzar con la tanda de capítulos de Netflix, no se verán afectados por esto último, al menos no como ocurre en la actualidad.

LAS RAZONES

Aún con todo lo anterior, One Piece sigue siendo una excelente obra con increíble manejo de los detalles en cuanto a la narrativa, de manera que es común encontrarse con que cien capítulos antes o más ya le explicaron a uno lo que está pasando en ese momento de la historia, de ahí que normalmente quienes hayan intentado convencerlos de verla antes que yo les dijeran cosas como “en el capítulo x se pone buena”.

 

A quienes tengan deseos de ver One Piece pero los frenen esos obstáculos que ya enumeré, les recomiendo que piensen en esta serie como un videojuego RPG donde observamos a alguien jugar, para se centren en los acontecimientos que van pasando, observen el modo en que Luffy arma su party y sube de nivel, con el objetivo de que puedan apreciar el desarrollo de los personajes, la manera en que estos se relacionan entre sí y de paso comprendan sus formas de comportarse.

 

Otro aspecto que vale la pena destacar es la amplia variedad de personajes poderosos que aparecen a lo largo de la trama, muchos de los cuales se encuentran en niveles a los cuales el protagonista no ha llegado y quizá no llegue, y quienes hacen especular a los que siguen la serie qué pasaría si fulano se enfrentara a perencejo… Incluso en ocasiones Oda nos da el gusto de responder la pregunta.

La fórmula es simple y por lo tanto efectiva: conoceremos nuevos lugares que Luffy y su tripulación visitarán y en donde enfrentarán a personajes tiránicos, despóticos y detestables que generalmente se imponen mediante maña, fuerza y/o amenazas en el territorio, a quienes desearemos que les partan la cara para que reciban su merecido y habrá un protagonista deseoso de darnos el gusto por una u otra razón. Aun cuando se sabe qué pasará, siempre querremos más.

 

Tampoco puede olvidarse que One Piece es una obra capaz de conmover a la audiencia, porque transporta al espectador a experimentar emociones intensas, en caso de que se logre hacer clic con los numerosos personajes, ya que muestra desgarradoras escenas de injusticia, sufrimiento y crueldad que generalmente reciben tanto resarcimiento como justicia por medio de Luffy dándole una paliza al malote de turno…

 

Sin embargo, eso no es todo lo que hay por ahí, One Piece toca muchos temas relevantes de la condición humana de formas sutiles, pero firmes: la importancia de la libertad y la justicia verdaderas, el valor de la amistad, el acatamiento y merecimiento de la autoridad, la necesidad de luchar por los objetivos hasta alcanzarlos, el honor, las contradicciones y desgracias de la guerra, la opresión, la corrupción… Esos más de 1.000 capítulos que llegaría a tener el anime no son para nada gratuitos, si bien podría haberse resumido mucho más la adaptación.

DE LA INFANCIA A LA ADULTEZ

Me gusta pensar en esta serie como si fuera una persona, de manera que sus primeros capítulos son relativamente infantiles y generan un ambiente de despreocupación y relajamiento que poco a poco va cambiando porque se incrementa el drama mientras entra en su adolescencia y de manera paulatina alcanza la vida adulta, que está ahora en emisión.

 

La apuesta de Netflix de poner este anime en programación resulta la oportunidad perfecta para formarse un criterio propio acerca de una obra incomprendida (he escuchado cómo gente que juega de inteligente deja implícito que quien disfruta One Piece es tonto), la cual en ocasiones se vuelve blanco de burlas (como cuando hablan de que “lloran por el barquito”).

 

Los insto a no permitir que ni los obstáculos antes mencionados ni los típicos comentarios de redes sociales para demeritar lo que no se ha visto les priven del placer de observar peleas interesantes, conflictos inesperados, muchas situaciones absurdas revestidas de seriedad, pero, sobre todo, ser testigos de cómo los personajes más odiosos que se puedan imaginar reciben su merecido a punta de golpes de las maneras más épicas, trágicas y cómicas. Para empezar basta un primer paso, o 61 capítulos…

Redacción

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