El R32 está emergiendo como el refrigerante líder en la industria de la climatización, combinando beneficios ambientales significativos con ventajas técnicas superiores que lo posicionan como la opción más sostenible y eficiente del mercado actual.
La superioridad técnica del R32 se evidencia en su eficiencia energética un 12% mayor que sus alternativas, junto con un impacto ambiental sustancialmente menor, reflejado en su GWP de 675 frente al 2088 del R410A, representando una reducción de dos tercios en el potencial de calentamiento global. Además, su composición libre de PFAS lo distingue positivamente de alternativas como el R454B y R410A, mientras que su impacto nulo en la capa de ozono refuerza su perfil ambiental.
“La adopción global del R32 es contundente, con más de 230 países utilizándolo como refrigerante principal y más de 50 fabricantes incorporándolo en sus líneas de producción. Su probada eficacia se refleja en más de 190 millones de unidades instaladas globalmente. En Norteamérica, la transición hacia el R32 se acelera, coincidiendo con el cese de producción del R410A en Estados Unidos a partir de enero de 2025”, señala Milena Santos, directora de Marketing de Daikin.
Desde una perspectiva técnica y operativa, el R32 ofrece ventajas significativas. Como refrigerante puro y 100% reciclable, requiere una menor carga en los sistemas, lo que se traduce en un menor impacto ambiental a lo largo de su ciclo de vida (LCCP). Los equipos que utilizan R32 son más compactos y ligeros, beneficiándose de una tecnología inverter optimizada que contribuye a una mayor vida útil del producto.
La facilidad de mantenimiento es otro factor diferencial, permitiendo recargas sencillas en campo. Su condición de commodity sin patentes activas facilita su disponibilidad y accesibilidad en el mercado, reduciendo barreras para su adopción generalizada.
“La combinación de beneficios ambientales y operativos del R32, junto con su amplia adopción global y probada eficacia, lo posicionan como el refrigerante del futuro. Su implementación representa un paso decisivo hacia una industria de la climatización más sostenible y eficiente, alineada con los objetivos globales de reducción de emisiones y protección ambiental”, añade Santos.
La transición hacia el R32 no solo representa una mejora tecnológica, sino un compromiso tangible con la sostenibilidad ambiental, demostrando que es posible combinar eficiencia operativa con responsabilidad ecológica en la industria de la climatización.