La Carreta Sin Bueyes

La Carreta Sin Bueyes La Carreta Sin Bueyes

Cuenta la historia antigua que existió un conquistador. Un déspota, cruel e incrédulo conquistador. Su nombre era Pedro, su apellido el tiempo se ha encargado de dejarlo en el olvido… 

 

Sucedió, tal y como se recuerda, en una fiesta a San Isidro Labrador, santo al cual le son devotos todos los boyeros. En ese día, la tradición dicta que se bendigan todas las yuntas para que ese año no falte trabajo o salud. 

 

A modo de mofa, el susodicho Pedro, quiso reírse del credo de todo el pueblo, los cuales, en media celebración, se percataron de las oscuras intenciones del conocido individuo. Pedro quería ingresar la carrera con sus bueyes al templo. Los animales, a pesar de los constantes azotes del despiadado, se negaron a ingresar y lograron separarse de la yunta. 

Pedro, humillado, continuó lanzando improperios a los habitantes. Esto terminó de enfadar al cura párroco, quien le maldijo a él y a su carreta, a vagar hasta el fin de los tiempos, pero mantuvo a salvo a los bueyes, quienes se negaron a contribuir en la fechoría del patán. 

 

Por eso, tiembla, tiembla cuando salgas de noche y te toque caminar por un lugar solitario y oscuro, tiembla de miedo si escuchas la carreta andar, verás como la Carreta sin Bueyes se acerca. Podrás escuchar las risas infernales de Pedro, podrás ver su mirada diabólica y será muy tarde para reaccionar pues ya serás su compañero en su eterno agonizar. 

 

¡Feliz Halloween! ¡Bendecido Samhain!

 

Redacción

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