El cuarto episodio de la séptima temporada de Game of Thrones presentó el regreso de Arya Stark a su hogar en Winterfell, del cual afirman los showrunners David Benioff y D.B. Weiss, fue inspirado en la Odisea.

«La referencia para la escena es cuando Odiseo retorna después de sus muchas aventuras. Nadie lo reconoce. La ves, observando Winterfell desde un punto ventajoso –espero que la situación haya despertado alguna emoción en ti, el que esta niña que ha pasado por muchas cosas y ha experimentado un montón de eventos horribles, y que eso ha sacado su lado más fuerte, por fin regrese a casa; al segundo que entra, se da cuenta que no es el mismo lugar».

Benioff puntualizó cómo la reunión de Arya y Sansa muestra que ambos personajes son un poco similares respecto al pasado, aunque sus personalidades se han intensificado. Ambas han cambiado considerablemente con el tiempo que han estado separadas y Benioff declara que aunque «se han llegado a respetar en términos de que se han convertido en adultas», aún hay tensión entre ellas.

Durante la pelea entre Arya y Brienne, vemos que mientras Sansa mira con asombro cómo su hermana «es buena matando gente», lo que es «un poco preocupante» para ella.