Sobre la autora

Mariana Enríquez nació en Buenos Aires, Argentina en 1973. Es periodista, escritora y docente, forma parte del grupo de escritores conocidos como “nueva narrativa argentina”.

Sus cuentos se encuentran dentro del género del terror, pero no así todas sus novelas. Sus cuentos han sido publicados en revistas internacionales como Granta, Electric Literature, Asymptote, McSweeney’s, Virginia Quartely Review y The New Yorker. Desde 2020 es la Directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes, el organismo argentino creado en 1958 con el objetivo de financiar y apoyar el desarrollo de artistas, gestores y organizaciones culturales sin fines de lucro.

Su primer libro lo publicó a los 19 años, Bajar es lo peor, que retrata varios temas que inquietaban a la juventud de la época: ansiedad adolescente, alcohol, drogas y el rock, entre otros. A pesar de no tener buenas críticas se convirtió en un éxito de ventas y en un libro de culto.

En 2004 publica su segundo libro Cómo desaparecer completamente que sigue la historia de un muchacho de clase baja de Buenos Aires que debe afrontar los recuerdos de los abusos sexuales sufridos por parte de su parte y la descomposición social producto de la crisis económica argentina en los noventa.

En 2009 publica su primer libro de cuentos que pertenece al género del terror, Los peligros de fumar en la cama. En 2016 su libro, también de cuentos, Las cosas que perdimos en el fuego, se convirtió en éxito en ventas. Ganó el Premio Ciutat de Barcelona en la categoría de lengua castellana y fue traducido a más de una docena de idiomas.

En 2017 publica otra novela llamada Este es el mar. Finalmente, en 2019 publica la novela Nuestra parte de noche, que es la que compete a esta recomendación de lectura y que recibió ese mismo año el premio Herralde.

La novela

Se trata de una novela de terror que, a pesar de contar con varios elementos fantásticos como casas encantadas, la invocación y los echos entre otros es la forma en la que une los elementos y va hilando la historia lo que la hace tan grandiosa.

De primera entrada nos encontramos con Juan y Gaspar, un hombre adulto y su hijo pequeño que realizan un viaje por carretera después de que Rosario, la madre de Gaspar y esposa de Juan falleció. Por el año en que está ambientado ese primer capítulo en 1981, durante la dictadura de Jorge Videla, en un inicio se podría creer que están huyendo de la dictatura, pero no podríamos estar más equivocados… Juan es el médium de una extraña sociedad secreta que rinde culto a la Oscuridad y está buscando la forma de salvar a su hijo de compartir su destino.

El libro cuenta con 6 capítulos todos ubicados en diferentes lapsos de tiempo, con diferentes puntos de vista que nos permiten ir obteniendo todas las piezas para comprender los misterios que se van desarrollando a lo largo de la historia. Es en cierta forma una oda a la paternidad, ya que si bien es cierto lo que hace Juan por su hijo no siempre es comprendido por éste, siempre se da en un intento de salvarlo de un mal mayor.

Una buena idea si quieren ir conectando todas las piezas más rápido es ir apuntando los personajes. No importa si alguien en su momento parece irrelevante, si mencionan su nombre lo más probable es que mucho más adelante vaya a ser parte relevante de la historia. Enríquez no deja absolutamente nada al azar en esta novela y no solo construye toda una mitología alrededor de la Oscuridad, sino que también cada uno de los personajes es totalmente creíble, no hay nada dejado al azar ni que nos impida creer que esto podría estar sucediendo realmente.

Es una novela de terror, pero también lo es de secretos de familia. El hecho de que parte de la novela se desarrolle durante la dictadura no es casualidad, indirectamente con la forma en que los Bradford se aprovechan de esto nos hace ver que los peores monstruos siempre serán los de carne y hueso. No voy a mencionar más porque sería hacerles spoilers, pero definitivamente vale la pena sumirse en este terror que se siente tan cercano al ser en un país de Latinoamérica.

Un Dios Lovecraftiano en Latinoamérica y otras curiosidades

Es cierto, Latinoamérica no es exactamente reconocida por escribir terror, lo de nuestra región es principalmente el realismo mágico. Sin embargo, hay quienes como Mariana Enríquez se animan a escribir terror. Tuve el gusto de poder realizar algunas preguntas a la autora de este excelente libro de terror latinoamericano principalmente sobre los diferentes elementos que la inspiraron para escribir la historia.

Al preguntársele sobre donde nace la idea de la Orden y esa devoción que tienen por la Oscuridad comentó que ella quería escribir una novela larga, de terror, de familia y que además tuviera el elemento de un dios Lovecraftiano pero que fuera abstracto, que cada lector pudiera imaginarlo a su gusto. Aún no ha llegado el día en que alguien que escriba terror no se sienta en cierta forma inspirado por H.P Lovecraft, siempre será el mayor referente en el tema.

Y aunque la Oscuridad sea un Dios “Lovecraftiano” lo que lo hace latinoamericano es el hecho de que se manifiesta en un lugar caliente, en la selva argentina, en Misiones donde queda el lugar de poder de Juan Peterson. Quienes hemos estado alguna vez ahí sabemos que es un lugar bastante particular con gran cantidad de descendientes de inmigrantes europeos y un clima muy particular. Recuerdo bastante bien haber estado a 50°C en verano en las Cataratas de Iguazú. Por otra parte el Dr. Bradford según la propia autora viene siendo como el Dr. Franskestein por lo que Juan es su "creación" que si bien es un humano nunca llega a encajar totalmente con el mundo "normal" que lo rodea. 

Por otra parte, aparte de Misiones ser un lugar real que podemos visitar también lo es Puerto Reyes, solo que en la realidad tiene otro nombre. Se trata de Casa Bemberg que pertenece a una de las familias más ricas de Argentina y en este momento está convertida en un hotel boutique. Sin lugar a duda si en algún momento vuelvo a viajar por allá voy a tener que visitarla. Necesito ver con mis propios ojos algunas cosas que no consigo imaginar de esa casa.

Admite además que el personaje más difícil de crear fue Rosario, si la madre de Gaspar. El hecho de que hubiera sido una mujer rica y en cierta forma frívola no la hizo nada fácil de caracterizar. De hecho, en algún momento la autora quería que los hechos relacionados con Rosario se vieran a través de cartas o bien relatadas desde el punto de vista de alguien más. Finalmente se obtiene el capítulo narrado por ella misma, que a los lectores nos podría parecer que tal vez hizo falta “algo más”.

Como cierre cabe mencionarse que este es un libro para quienes gustan de que “todo esté conectado” y no haya nada dejado al azar. Conforme va avanzando la lectura Enríquez nos lleva de la mano para tener por fin un cierre inesperado a pesar de que cada cosa que sucede antes tiene sentido. Puede que el contenido no siempre sea “agradable” pero definitivamente es una historia que vale la pena leer. Si son fans del terror o incluso les gustan las historias con secretos de familia Nuestra parte de noche es un libro que no pueden dejar pasar.