Considerado el primer título indie en demostrar que no se necesitan de superproducciones para revivir todo un género casi olvidado.

La historia presenta a un periodista, Miles Upshur, quien trabaja para un periódico llamado: Denver, recibe de una fuente anónima la noticia de que algo extraño está sucediendo en un hospital psiquiátrico llamado: Mount Massive Asylum. El periodista, sin pensarlo, armado solamente de su videocámara se dirige al lugar y al llegar se encuentra con los cuerpos del personal esparcidos por el pasillo y con los “pacientes” recorriendo libremente el lugar descubriendo que al parecer la Corporación Murkoff compro el lugar y están experimentando con los pacientes. Acá comienza la aventura tratando de hallar una salida siendo incapaz de combatir, contando que no llevas armas y no puedes defenderte (con excepción de ciertas situaciones en la que él empuja lejos a los enemigos) solamente con poder escalar, deslizarse, evitar obstáculos, arrastrarse y escondiéndose en donde su búsqueda por la libertad de este crudo lugar revelaremos una verdad más oscura de lo que pensábamos.

En esta primera expansión nos devuelve al psiquiátrico de la muerte de Mount Massive, adentrándonos en lo que el terror y la oscuridad son el papel principal, sin muchos cambios de la jugabilidad ni novedades, pero que podamos jugar en primera persona y que nos regale más horas de survival horror hace que capture totalmente nuestra atención. Nos hace revivir tal terrible experiencia, el ambiente abandonado y lleno de feroces enfermos mentales, logrando por segunda vez una atmósfera perfecta de tensión y terror mientras caminamos por los pasillos oscuros.

La historia se convierte en un viaje en la perturbada cabeza de Waylon Park (en este caso será el personaje principal que consigue la misma videocámara que Miles, ¿coincidencia?) un informático soplón y el más cuerdo de los enfermos y quien fue él quien le envía el correo electrónico a Miles sobre el incidente que está ocurriendo en la clínica psiquiátrica, ¿ahora todo tiene sentido no?

El juego tiene cuatro niveles de dificultad: normal, difícil, pesadilla y demente, en donde a mayor complejidad mueres de menos golpes y encuentras menos baterías para tu videocámara lo que consigue transmitir angustia desde el principio que presionamos “nueva partida” sin dejar de mencionar que no te puedes defender solo esconderte entre los casilleros y bajo las camas.

La historia en sí funciona ya que está muy bien ligada a la original, ni siquiera tratemos de hallar cosas innovadoras por que más bien todas las piezas faltantes del rompecabezas se unen a una sola dirección.

La grafica de este videojuego no es impresionante y algunos pacientes no llegan a ser tan terroríficos físicamente, pero al ver su forma de actuar de estos locos agresivos, el horror y adentrarse cada vez más a la oscuridad llega ser bastante escalofriante para los jugadores, al final la gráfica no es lo más importante para disfrutar un buen videojuego de terror, que sin duda Outlast nos regala una gran ración de eso.

Mi recomendación es que si quieres disfrutar y explotar al máximo de este juego, cómpralo, espera que sea de noche, ponte unos buenos auriculares, apaga las luces y apuesto que te pondrás nervioso jugándolo.

Por Ashley Gamboa