Burning es la  más reciente película del director Lee Chang-dong.  Adaptación de un relato del escritor Haruki Murakami. Es  además el filme enviado por Corea del Sur para competir por el Oscar a mejor película de habla no inglesa.

Un drama-thriller que aunque parece que no nos está contando nada fuera de lo cotidiano, en realidad está encubriendo debajo de varias capas una historia de interpretaciones distintas. Y es que ciertamente Burning no posee una interpretación definitiva. No ponerle atención de principio a fin puede conllevar a perder detalles decisivos para luego tratar de dar un veredicto de lo sucedido o no en realidad al protagonista.

El guión está hecho de forma que no sobre ni un solo momento sin que aporte al resultado final. Aunque la película supera las dos horas de duración y el ritmo es pausado, desde la primer escena todo lo que vemos es justo y necesario. A veces decimos que menos es más, con Burning hay que decir que lo exacto es lo suficiente.

Una de las mejores escenas del año

Necesariamente si rememoramos los mejores momentos en el cine en el pasado 2018, vamos a recordar ese atardecer hermoso en donde Jun Jong-Seo baila con el viento, con la bandera de Corea del Sur a un lado, y al fondo el límite con Corea del Norte.

La película posee desde luego una gran factura visual en todo momento y sumado al mando del director (antiguo ministro de cultura de Corea) tenemos como resultado uno de los filmes más interesantes del año. Porque no es un simple thriller, Burning, es muchas cosas, desde un retrato al choque sociocultural entre lo rural y lo cosmopolita, hasta una incursión a la mente de alguien que no sabe que está pasando, y nos siembra la duda a nosotros también.