La Saga de «Canción de Hielo y Fuego» relata solo una parte de la historia del increíble mundo, y que fue adaptada en la serie titulada de forma acertada como el primer libro: Game Of Thrones. ¿Por qué es importante tener esto en cuenta? La razón es que, conociendo esto, no era factible pensar en un final concluso en todo sentido. Más allá de lo visto en el último episodio, los conflictos, las intrigas y luchas de poder que conforman el juego de tronos continuarán.
Desde luego no pensamos que pueda darse una secuela directa en algún momento. Pero el que la historia futura de Poniente no esté escrita, no quiere decir que debimos tener un «colorín, colorado, este cuento se ha acabado«. La serie cerró el ciclo de Daenerys. Que al fin y al cabo siempre fue el hilo narrativo más importante (en la serie televisiva al menos).
¿Un buen final?
Evitamos evaluar un capítulo por sí solo. Aunque naturalmente todos tengamos preferencias por uno u otro episodio. Es injusto aislar un solo episodio para calificarlo, esto porque cada capítulo va depender dramáticamente de todo lo que tuvo atrás. Las acciones de un personaje en un episodio, encuentran sentido por el viaje que haya vivido en los capítulos anteriores. Así que, en este caso hablaremos del capítulo final como el último eslabón de una cadena. Que sin duda ha tenido eslabones débiles.
Daenerys se proclama ante sus guerreros Reina de los Siete Reinos, y encierra a Tyrion. Jon asesina a Daenerys por lo que es capturado. Luego los Lores de Poniente se ponen de acuerdo para decidir el nuevo gobernante, quedando electo en una especie de asamblea representativa Bran Stark, quien a su vez escoge a Tyrion como «mano» del reino. Esto fue, de forma breve, lo que sucedió.
Ahora bien ¿cómo se ejecutó esto? A eso vamos.
Lo bueno
La primera parte del episodio es sin duda lo mejor. Con una gran ambientación mostrando las ruinas y cenizas dejadas por Drogon. Ese recorrido que hace Jon, hasta llegar a la cúspide donde su reina se encuentra, logra capturar con un acierto de dirección también, lo catastrófico y casi apocalíptico del momento.
Vuelven los fantasmas de toda la temporada
En medio de una lluvia de espectadores acribillando la temporada, criticando y queriendo rehacer lo mostrado en la serie, debemos dejar claro algo: la historia no es el problema. Lo que no está bien, es el desarrollo, ritmo y elipsis narrativas que más parecen fallos argumentales. Este último episodio, luego de la muerte de Daenerys, vuelve a pecar presentando de forma muy apresurada los acontecimientos. Y por eso no se siente orgánico que Gusano Gris no matara a Jon cuando se dieron cuenta que mató a Dany. Ni que permitiera que Tyrion tomara la batuta en la decisión del nuevo Rey. Solo por poner un ejemplo.
No es que los personajes no pudiesen hacer lo que hicieron. Sino que, faltó más tiempo con ellos para que creyésemos en lo que estaban haciendo.
Hay una diferencia entre guión e historia en una obra cinematográfica (este calificativo le va bien a GoT a pesar de ser una serie). Y estamos ante el caso de un guión que se detiene poco antes los detalles que más valor le dieron a la serie: hilvanar acciones como consecuencias detalladamente justificadas por la evolución de sus personajes.
Además, una escena clave como fue el la elección del nuevo rey, sufrió de una falta de intensidad. ¡Qué rico hubiera sido un debate intenso en una encerrona hasta arrojar humo blanco! Pero en cambio, en estos últimos minutos, el capítulo tomó un tono más ligero y hasta cómico.
Este capítulo cierra una temporada regular. Aunque, estoy seguro que la serie será recordada con justicia como un fenómeno televisivo. Al fin y al cabo, muchas de las series clásicas que hoy recordamos con cariño, están lejos de ser obras maestras de la televisión.