El director Panos Cosmatos nos mostró en el 2010 su primer largometraje titulado Beyond the Black Rainbow, un rarísimo ejercicio de ciencia ficción y horror, caracterizado por un refinado aspecto visual y un particular uso de los  colores. Ahora, con Mandy, vuelve a la carga con su estilo, pero esta vez transportándonos a un viaje alucinógeno.

La película ha pasado por varios festivales ya, pero fue hasta este 14 de septiembre que se estrenó en salas de cine abiertas en EEUU.

¿De qué trata?

La película tiene como protagonista a Nicolas Cage, quien es un leñador (Red Miller) que vive en un retirado lugar boscoso con su pareja Mandy Bloom. Tienen una sencilla vida en una cabaña,  que se ve perturbada por la aparición de un culto religioso desviado, cuyo líder de repente se muestra interesado por Mandy, y por ello deciden atacar a la pareja y secuestrar a la joven. Luego de esto, Miller busca venganza.

Cosmatos hace uso de una sugerente música elaborada por el fallecido músico Jóhann Jóhannsson, junto con un juego de luces principalmente azules y rojas en lo que el autodenomina «uso modernista del color».

Estamos ante una película en donde la forma supera al contenido, el filme vale por su factura visual, con reminiscencias al cine de Nicolas Winding Refn. La historia es sencilla y trillada, en cuanto al género revenge se trata. Prácticamente una excusa para mostrar un ambiente psicodélico con escenas gore.

El filme no es, ni serio, ni lo suficientemente alocado al estilo de las películas de serie b. Y por eso queda casi desnudo, únicamente portando el tapa rabo de su estética y colores psicodélicos.

Así que, siendo de esos títulos que dividen al público, todo está en ponerse en un bando. Los que encuentren que sus retinas son acariciadas por el hipnótico arte en pantalla, o los que no encuentren diversión en el ejercicio de LSD visual por no haber una historia atractiva de fondo