Entramos en la recta final de la sexta temporada de Game of Thrones y lo hacemos con una muy grata sorpresa. Sandor Clegane, El Perro, está vivo. Muy superior al episodio pasado, en este vimos algunas escenas interesantes.
El episodio nos mostró mucho de lo que es la nueva vida de Sandor, después de que lo diéramos por muerto y de que Arya no acabara con su vida. Con un grupo de pacifistas cuya postura ética los lleva a una rápida muerte a manos de la Hermandad sin Estandartes. Algunos dicen que esta es la antesala de la aparición de un personaje que sale en los libros cuyo nombre no diré para no tirar un (posible) spoiler. Y recalco que sería posible ya que no son más que rumores de esos de los que muchas veces las páginas geek subsisten.
Por su lado Sanza sigue siendo una perfecta inútil, ayudando en nada y quejándose por todo. Se queja de que Jon siga los consejos de ser Davos Seaworth, y critica que ahora lo quiera sólo porque le consiguió 63 hombres (contra 0 hombres de Sansa Ramsay… o es Sanza Lannister?) La charla entre Jon y la Free People. ¿Quién puede cansarse de ver al gigante Wun Wun? Cuando se levanta y dice: Snow el suelo hasta que retumba.
En King’s Landing nos dimos cuenta que a Margaery no le lavaron el cerebro y que la posición de Cersei se debilita. En otras partes del continente, nos enteramos que Yara Greyjoy es lesbiana, lo que la coloca, creo, como el primer personaje mujer de sexualidad diversa en la serie (al menos, que sea importante). En hombres ya teníamos a ser Loras (gay) y a la Serpiente, Oberyn Martell (bisexual). No dejo de considerar importante la inclusión de personajes sexualmente diversos en este tipo de series.
En fin, sin más preámbulo les comparto mi review del episodio. Que R’hllor, señor de la Luz, los cuide, pues la noche es oscura y llena de terrores.