Howard Clifford: “Estás a punto de entrar a Ryme City, construida sobre los cimientos de la alianza entre humanos y Pokémon”
La visión para “POKÉMON Detective Pikachu” coincidía bastante con la de Howard Clifford, quien quería un ambiente que tanto humanos como Pokémon pudieran compartir. Se modelaron docenas de Pokémon para el filme, algunos como personajes relevantes y otros que aparecen como extras.
La cooperación de The Pokémon Company fue invaluable, particularmente los comentarios del presidente de la compañía y director ejecutivo Tsunekazu Ishihara, Ken Sugimori, ilustrador de los juegos originales de Pokémon, así como de numerosos artistas y diseñadores. Ellos aportaron numerosas referencias y resolvieron dudas sobre muchos detalles, hasta de uñas y pelaje, para que Letterman y los encargados de las áreas técnicas pudieran realizar la transición de dos a tres dimensiones.
Mientras que en la animación tradicional existe el principio de “encoger y estirar”, los personajes tridimensionales realistas deben cumplir con medidas rígidas. Las proporciones se calcularon a partir de la altura y ancho predeterminados para cada individuo. “No puedes hacer trampa”, señala el director de animación del filme Ferran Domenech. “No queremos criaturas caricaturescas, así que buscamos referencias naturales. Los animadores y creadores de esqueletos dedicaron mucho tiempo a la investigación y el desarrollo para poder construirlos de adentro hacia afuera. Tenían que lucir y moverse como si tuvieran peso”.
Más aún, “Debíamos descifrar cómo lograr todas esas cosas sin destruir el elemento más importante, es decir, la esencia de los Pokémon y la conexión que tiene la gente con ellos”, explica el supervisor de efectos visuales Erik Nordby, quien trabajó con Letterman en “Goosebumps”. “La clave fue asegurarnos de que entendíamos quién era cada una de estas criaturas y lo que significaban. Nos debíamos guiar por eso en todo momento”.
En términos de diseño, los Pokémon tienen ciertas características de distintos animales, a menudo combinados, aunque propiamente no lo sean. Por ello, el equipo buscó ejemplos en la naturaleza de su físico, ya fuesen ratones, tortugas, monos, águilas o lo que se asemejara más a la inspiración original. Independientemente de eso, el trabajo de Reynolds contribuyó a materializar al Detective Pikachu en la pantalla con mucho más que su voz. “Influyó muchísimo en él”, declara Domenech. “Su interpretación definió la actitud y personalidad de Pikachu a través de su humor y ritmo, sus gestos, expresiones y una gran variedad de movimientos sutiles”.
Para una escena en la que Tim y el Detective Pikachu enfrentan la desafiante tarea de interrogar a un mimo con su propio lenguaje, los cineastas contrataron al reconocido especialista en comedia física y mimo neozelandés Trygve Wakenshaw para guiar a los animadores y a Justice Smith.
También se crearon marionetas como elementos prácticos de referencia para el departamento de efectos visuales y los actores. “En muchas ocasiones, llevo al Detective Pikachu en el hombro”, relata Smith. “Así que debía caminar con una marioneta con peso sobre el hombro. De ese modo, los animadores pudieron ajustarlo a mis movimientos, por ejemplo, si inclinaba la cabeza o reaccionaba cuando me pegaba en la cara con la cola”.
Para la ficticia Ryme City, la meta fue nuevamente el realismo, pero con mucho estilo. El diseñador de producción Nigel Phelps explica que Letterman quería una metrópolis moderna con elementos familiares y desconocidos, un toque internacional, y que fuese para todos. “Tomamos Londres como base, pero terminamos con una mezcla entre dicha ciudad, Nueva York y Tokio. Hay muchas contradicciones intencionales. Los autos se conducen por la izquierda, pero tiene cierto aire estadounidense”.
Los horizontes citadinos extendidos digitalmente y las señalizaciones también impiden ubicar con exactitud la ciudad. La atmósfera propia del cine negro clásico coincide con la afinidad que siente el Detective Pikachu por el género: es fría y oscura, con pinceladas neón reflejándose en las calles cubiertas por la lluvia, y hay sombras en cada esquina que anuncian emoción… o peligro. “Las tonalidades neutrales de Londres crean el fondo perfecto, porque los Pokémon son muy coloridos”, señala Phelps. “Una de las primeras cosas que hicimos fue pegar en la pared a todos los personajes de cada escena para definir los colores de los sets”.
Algunos de esos sets se construyeron en los Estudios Shepperton, incluyendo el apartamento de Harry, el pent-house de Howard, y el Hi Hat Café, donde Tim y el Detective Pikachu intentan platicar sin que las personas a su alrededor piensen que Tim ha perdido la razón. El interior de la arena Roundhouse y el laboratorio de la doctora Laurent se construyeron en los Estudios Leavesden. Salvo por dichos sets, gran parte del filme se rodó en locaciones de Inglaterra y Escocia.
La escena en la que Tim huye del apartamento de su papá y corre por la azotea porque lo persigue un Aipom inusitadamente volátil se rodó a lo largo de cuatro noches en la Cervecería Truman en el este de Londres, mientras que los exteriores de edificios de Bishopsgate y la Plaza Broadgate simularon la antigua comisaría de Harry. Dado que está llena de acción, para la climática escena del desfile, se necesitaron 300 extras y cinco fines de semana. La filmación ocurrió en el centro de la City de Londres, destacando el rascacielos del número 122 de Leadenhall—mejor conocido como el Rallador de Queso por su forma de cuña—que está frente al edificio del Lloyds of London.
Después de eso, la producción se trasladó a las Tierras Altas de Escocia—específicamente a los valles de Affric, Orchy y Finnich, éste último también conocido como El Púlpito del Diablo—para las secuencias en exteriores en las que el intrépido trío sigue pistas hasta el laboratorio de la doctora Laurent en una zona boscosa lejos de la ciudad.
La escena del laboratorio y su sorprendente consecuencia conducen a una compleja y peligrosa secuencia de acrobacias que terminó siendo una de las favoritas de Nordby. Su departamento coordinó esfuerzos con el de efectos especiales, encabezado por Steven Warner, así como con el de paisajismo y con el coordinador de acrobacias Franklin Henson, para ubicar a Tim, Lucy y al Detective Pikachu en un monte aparentemente tranquilo que de repente se abre bajo sus pies. Smith y Newton tomaron clases de buceo para la escena, pues hay momentos en los que están sumergidos en un lago. Con un júbilo evidente, Nordby señala: “¡Tiene un lugar especial en mi corazón porque implicó muchos desafíos técnicos! Tuvimos que mover toneladas de piezas metálicas para obtener un buen resultado. Trasladamos a todo el equipo a Escocia y rodamos en pleno barro con helicópteros y drones”.
Diseñado para que la tierra literalmente se moviera, el set de acero medía más de 30 metros de largo y una parte de él se curvaba en incrementos de 22,5 grados hasta formar un ángulo de 90. Construido sobre arietes hidráulicos y cubierto de tierra y follaje, las cuatro secciones del set se podían controlar individualmente por computadora. Henson explica: “Concebimos momentos cómicos para mantener el tono desenfadado y hacer que la trama avanzara”.
“Mi Pokémon favorito debería ser Pikachu, pero la verdad es que, durante la filmación, en ocasiones me sentí más identificado con Psyduck y sus jaquecas, pues estaba tratando de descifrar cómo hacer todo”, reflexiona Letterman riéndose.
Dejando de lado las bromas, concluye: “Lo que me encanta de esta cinta, y de todas las películas que me gusta ver, es su emotividad y la historia de interés humano. Es importante que los personajes te hagan reír y llorar, y que temas por ellos. Es mágico cuando los elementos correctos se unen y puedes crear algo interesante y encantador para el deleite de personas de todo el mundo. Eso significó esta película para mí y esperamos que el público sienta lo mismo”.