Los juguetes que nos acompañan hasta adultos: historias de coleccionistas

Los juguetes que nos acompañan hasta adultos: historias de coleccionistas Los juguetes que nos acompañan hasta adultos: historias de coleccionistas

Existen juguetes que marcaron nuestras vidas, sea un carrito que nos gustaba mucho, la muñeca que nos gustaba cambiar de atuendos, los robots de baterías o incluso un pony que olía a fresa.

Coleccionar juguetes no es algo necesariamente nuevo, pero sin ser un gran conocedor de historia, se puede concluir que fue a partir de los 80s que nace la idea de mercadería con carácter de colección. Una gran responsabilidad de que se generara esa idea en las mentes de los niños de la época cae en las series animadas, que sirvieron de catálogo para que cada niño se emocionara sobre sus personajes favoritos que aparecían en pantalla.

Estas series y películas tuvieron otro efecto sobre los niños. Las historias y las interrelaciones entre personajes causaron que se crearan fuertes lazos emocionales con las figuras que aparecían en pantalla. Pero los niños crecemos, y ya adultos, esa afición no necesariamente desaparece, si no que se transforma.

Revista Yume tuvo la oportunidad de conversar con 3 coleccionistas de juguetes acerca de cómo viven esta afición que inició en su infancia. Natalia Madrigal colecciona sets de Lego, especialmente relacionados con Star Wars. Minor Brenes es coleccionista de juguetes de Tortugas Ninja y Caza Fantasmas. Javier Madrigal, por su lado, ha centrado su afición principalmente en juguetes “vintage” de He-Man, Transformers y Star Wars.

En una conversación muy amena, los tres nos contaron sus historias, y las razones que los llevaron a crear pequeñas colecciones. Ellos, ya entrados en la tercera década de sus vidas, nos acompañaron por un recorrido de sus vidas como coleccionistas.

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De juguetes, adolescencia y ser geek

Para Javier, las series, tanto animadas como las series regulares, tuvieron un gran impacto en su infancia. “Uno llega a identificarse con personajes y situaciones. Aunque fuera ficción, las historias causaban que uno se emocionara, y claro que quería revivir esos eventos al jugar con los amigos”, dijo. Para él, los juguetes de esa época tuvieron una gran importancia debido a que le permitían recrear esas historias con sus amigos.

Por su lado, Minor expresó algo parecido “Las series tenían elementos únicos cada una, y uno siempre encontraba aquellas que le llamaban la atención de una forma especial, que no era necesariamente la de todo el mundo”. Minor estuvo de acuerdo con Javier en que el niño sentado frente al televisor creaba un lazo especial con los personajes de las series. “’Todo entra por los ojos’ dicen, y yo creo que eso lo capturaba a uno. Las series eran coloridas, con mucha acción y con introducciones con música pegajosa. Todo eso me atraía.”

Crecer siendo uno de esos muchachos o muchachas raras.

“Para mí, nunca fue un problema ser geek”, declaró Natalia. “Aunque claro, fui una chiquilla atípica. No me gustaban las enaguas o los vestidos, me gustaba hacer deporte. Entonces, en realidad existían otras cosas por las que me diferenciaba, por lo que ser geek no resultaba algo muy llamativo para los demás” relató entre risas, refiriéndose a su época de infancia.

“Cuando estaba en el cole, solo los amigos cercanos sabían que coleccionaba figuras. Uno se arriesgaba a que lo molestaran por tener un gusto que era considerado de niño”, expresó Javier. “Yo, a veces, andaba juguetes en el bulto porque sabía que podía hacer cambios con algunos amigos por otros juguetes que me interesaran, pero casi nadie sabía de eso”.

Javier, quien creció en Desamparados (San José), recordó que durante la época en que cursaba el octavo año, ya existía un grupo de jóvenes que tenían su mismo interés y con ellos es que hacía intercambios para poder adquirir juguetes que de otra forma no podía conseguir. “Pero había que tener cuidado. A uno de mis compañeros no le importaba que lo vieran con los juguetes y de él si se burlaban mucho el resto del aula”.

Para Minor, la aficíón tuvo sus inicios en su familia. “A mí me encantaban los juguetes, el problema es que cuando ya uno se hacía más grande, los hermanos de uno agarraban los juguetes y los despedazaban”, contó sonriendo. “Era terrible, montones de GoBots y Transformers que despedazaron”.

“Cuando estaba en el cole, me seguían gustando las series, pero en esa época Guápiles no tenía tantos negocios y conseguir juguetes de las series del momento resultaba bien difícil”, explicó. “Claro que a uno lo veían raro en el cole por tener esos gustos, como que esperaban que uno fuera ‘menos niño’, pero uno seguía fiebre” aclaró de su época en el colegio. “Pero apenas tuve mi primer trabajo, de las primera cosas que hice fue empezar a comprar algunas figuras que siempre había querido tener”

Los tres estuvieron de acuerdo en que la adolescencia fue una época compleja, más de lo que usualmente es, debido a su gusto por algo que hasta la fecha es considerado infantil. Entre bromas, comentaron como trataban de mantener un perfil bajo en cuanto a sus gustos. Sin embargo, lo que ellos no comprendían es que sus aficiones llegarían a ser referentes de la cultura geek y pop: Transformers, Star Wars, Lego, Caza Fantasmas, He-Man, el Auto Fantástico, y un largo etc.

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Aunque los tres expresaron que las críticas que más trataban de evitar eran las de sus compañeros, Javier trataba de evitar la de sus padres, quienes se encontraban frente a una especie de encrucijada, ya que querían que sus hijos se volvieran adultos y dejaran las cosas de niños, pero por otro lado, también preferían que “coleccionaran juguetes antes que andar metiéndose en cosas que no son sanas o buenas”. Javier incluso llegó a esconder de sus padres los “cambios” y “negocios” que hacía con sus amigos. Según comentó, esto en realidad era común entre sus amigos también.

Natalia, por otro lado, narró una experiencia un poco diferente. “La colección de Lego que tengo empezó con mi mamá, ella fue la que cada cierto tiempo, durante mi infancia y adolescencia, me regalaba sets de Lego.”

Para Minor también fue diferente. “En mi caso, yo empecé con las colecciones cuando tuve mi primer trabajo y entonces ya no me molestaban sobre lo que compraba o no. De todas formas era mi plata”.

“Para mí, el cambio vino cuando llegué a la edad adulta”, explicó Natalia, “conocí a gente que era fan de las mismas cosas que yo, que coleccionaba cosas como yo. Algunos que eran mayores que yo. Fue como que se me abriera la puerta a otro mundo. Yo quería ser como ellos,” dijo entre risas.

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Vida adulta, inicios de las “colecciones”

“Para mí, el Lego siempre fue especial. Cuando estaba pequeña, mi mamá me regaló un barquito pirata y le regaló una caballeriza a mi hermana”, narró Natalia, “y yo no puedo explicar la cantidad de horas que gastamos jugando con esos dos sets. Marcaron mi infancia y una época muy bonita con mi hermana. Ahí nació mi amor por el Lego. De hecho, aún tengo el cofre del tesoro que venía con el barco”.

ColeccionLego02Star Wars es mi película favorita, y descubrí los sets de Lego cuando mi madre me regaló la primera versión del X-Wing.” En la actualidad, Natalia colecciona algunos sets del Señor de los Anillos, Súper Héroes, pero el grueso de su colección se mantiene en la saga creada por George Lucas.ColeccionLego01

“No es necesariamente que uno empiece pensando que va a “coleccionarlos” todos, pero uno empieza a buscar los sets más representativos. Es impensable decir que uno es fan de Star Wars y Lego y que no tengo un X-Wing y un Halcón Milenario”, explicó. “De ahí en adelante, uno empieza a buscar otros que complementan, como las naves imperiales o escenas emblemáticas”.

“En mi caso”, contó Minor, “yo decidí coleccionar juguetes que no eran tan comunes. Los Transformers y GI Joe eran series de juguetes muy numerosas y en general era fácil encontrar figuras y vehículos. Yo más bien empecé como un ‘rastreador’ de juguetes, tratando de dar con las figuras y sets de Tortugas Ninja y Caza Fantasmas de los 80s que eran sumamente difíciles de conseguir.”

Para Minor, la tarea de encontrar los juguetes representó un grado de complejidad mayor, ya que usualmente conseguía figuras de segunda que necesitaban de reparaciones. “Ahora más bien soy como un restaurador. He aprendido técnicas para pintar, reparar e incluso crear partes, para darles una nueva vida a los juguetes.”

“En definitiva, el empezar a ganar un salario ayuda montones para poder encontrar los juguetes que siempre quiso”, explicó por su lado Javier. “Para los chicos de esa época, crecimos con una imagen de Optimus Prime (líder de los Autbots en la serie de los Transformers), a quien claramente nos pintaban como el líder perfecto. Era el sueño de todo niño en aquella época tener ese juguete, no solo porque fuera bonito, sino por lo que representaba como personaje”

“Un día sumamente especial, fue el día que compré un mi propio Optimus Prime, del mismo modelo de aquella época. De alguna forma fue reencontrarme con aquella emoción de la niñez. Fue un placer único”, narró de su experiencia.

También comentaron los tres que en la vida adulta, para poder mantener una colección, es necesario el apoyo de su familia y la pareja y ojalá se anime a compartir esta afición.

”En definitiva, no es lo mismo tener los adornos de la primera comunión o de la boda de tu amiga en las repisas de la sala, que tener modelos y figuras”, explicó Natalia de su postura cuando se mudó a vivir con su actual pareja.

“Puede ser problemático si no hay entendimiento”, dijo, “porque claramente una pareja puede enojarse de que uno gaste dinero en un juguete en lugar de usarlo para ir a comer a un lugar bonito o para ir a la playa en un fin de semana.”

Javier estuvo de acuerdo, y según él es necesario que haya muy buena comunicación. “Es muy bueno si se pueden compartir los gustos. No es nada raro que uno de los dos en la pareja jale al otro a estos gustos, y es buenísimo compartirlos. Pero no se puede olvidar la relación de pareja. Esto cuesta entenderlo, y puede ser dañino”.

Por otro lado, Javier y Minor hicieron referencia al beneficio de las comunidades de coleccionistas.

“Cuando uno colecciona este tipo de series, la comunidad de coleccionistas es indispensable. A pesar de que mucho se puede comprar, tanto en tiendas aquí como por internet, la realidad es que en muchos casos uno depende del intercambio para conseguir una figura que uno quiere”, dijo Javier. “O sea, doy una figura que tal vez tengo repetida o de otra colección, por una figura que necesito”, explicó Minor, “y en muchos casos, esa es la única forma de poder conseguir algo, en especial si es algo ya antiguo o difícil de conseguir”

El lado oscuro del coleccionista.

Y es que hablando del lado negativo de las colecciones, los tres entrevistados explicaron del riesgo que existe de caer en la adicción de las compras.

“Todo empieza en el momento en que uno está viendo un set o figura que uno quiere, especialmente si uno sabe que complementa la colección. Uno tiene una conversación interna en la que se pregunta ‘¿lo compro o no?’”, dijo Natalia de cómo puede empezar la compulsión por comprar. “Es que hay figuras que uno sabe que si uno no las compra de una vez, es probable que uno no las vea más y entonces es como la fábula del angelito y el diablito hablándote. Uno tiene que tener mucha claridad.”

“Uno tiene que poner las cosas en una escala.” Minor, por su parte, dio su opinión sobre esta situación. “Uno tiene que entender que hay cosas que son más importantes y reconocer que no todo se puede tener”, dijo.

“Por mi lado, yo tenía muchas cosas al inicio. De mis primeras colecciones fue la de figuras de Los Simpsons. Tuve una colección muy completa, pero en un momento de problemas financieros la tuve que vender. Ese fue el momento en que entendí que me iba mejor al encontrar el punto justo en el que no viera dañada mi familia con mis gastos. Por eso ahora me dedico a estas dos series, y aunque no son colecciones enormes, si son muy completas y la trato de actualizar con nuevas cosas poco a poco”, explicó.

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“Yo llegué a un momento en que tuve que regalar una colección de GI Joe. Cosas que había ido consiguiendo desde joven las regalé a un amigo debido a que ya era demasiado lo que tenía”, narró Javier de su experiencia.

“Yo tuve que aceptar que yo caí en una adicción. Compraba mucho y me endeudé muchísimo por estar comprando esas cosas. Tuve que dejar de comprar juguetes por un tiempo prolongado para poder arreglar ese aspecto de mi vida” dijo Javier.

Héroes en medio caparazón.

Minor se siente muy orgulloso de su colección. Para él es claro que su colección no es gigante, pero ha puesto empeño en conseguir objetos que reflejen lo mejor de las Tortugas Ninja y los Caza Fantasmas (tanto las versiones de la película, como las de la serie animada).

“Mi colección de Tortugas empezó cuando quise tener las figuras que la compañía Kenner había sacado cuando salió la serie. Sin embargo, esas las vendí para empezar a coleccionar las figuras más nuevas, que tienen un mayor nivel de detalle y mejor manufactura”, explicó. “Aparte de haber tenido la colección de los Simpsons, también quise tener una pequeña colección de He-Man, solo de sus personajes más emblemáticos. Pero que va, es mejor darle prioridad a las colecciones principales que tratar de abarcar todo”.

De entre sus figuras y sets, Minor resaltó la figura de Egon Spengler, la mente científica de los Caza Fantasmas. “Es el personaje con el que más me identificaba, y ahora la figura es de mis piezas de colección favoritas. Su nivel detalle es excelente”.

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A parte de esta figura, sin embargo, Minor contó que tiene otra pieza que para él es muy especial. “El Proton Pack (paquete de protones) que utilizan los Caza Fantasmas es la otra pieza que es importantísima para mí. Hace un tiempo sacaron a la venta una réplica del cañón que usan los personajes para capturar fantasmas, pero nunca sacaron un salveque entero. Muchos fans en otros países se dieron a la tare de hacer réplicas y venderlas, eso sí, a precios exorbitantes”.

“Yo pensé, ‘¿por qué no puedo yo hacer mi propia réplica?’ y puse manos a la tarea. Encontré esquemas del salveque en internet, y con la ayuda de algunos amigos coleccionistas pude no solo hacer una réplica que se ve muy bien y de muy alta calidad, sino que también prende luces y sonidos.”, contó Minor. “Poder decir que está hecho en Tiquicia es todo un orgullo”.

Por otro lado, como todo buen coleccionista, aún hay piezas que desea con ansías poder encontrar para agregar a su colección. “Sin lugar a dudas la pieza que más me gustaría conseguir es la trampa para cazar fantasmas. Cuando la réplica salió a la venta, en dos ocasiones, se vendieron en menos de 24 horas. Conseguirla ahora es sumamente difícil, en especial por los precios a los que se venden hoy día. Esa sería la pieza que más me gustaría haber podido conseguir”.

Conquistando la galaxia, una pieza de Lego a la vez.

Natalia por su parte cuenta con una colección de un poco más de 50 sets de Lego, en su mayoría de Star Wars.

“El problema de coleccionar Lego es que los sets son caros en general, pero en el tiendas de Costa Rica son especialmente caros, pudiendo encontrar algunos que valen 2 ó 3 veces el precio que valen en otros países”, explicó Natalia acerca del costo de esta colección. “No es como que uno pueda comprar todo lo que hay, uno tiene que dar prioridad a ciertos sets”

“Yo empecé a conseguir los sets de Star Wars recién Lego lanzó la línea, por lo que cuento con muchos sets que son de primera edición. Esto suena muy chiva desde el punto de vista del coleccionista, pero la realidad es que los sets de ahora son más bonitos y detallados. Antes las piezas eran negras, grises y azul rey”, explicó ella. “Sin embargo no deja de ser bonito ver los sets viejos a la par de los nuevos para hacer las comparaciones”

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“Por un momento, hace muchos años, yo pensé que podía llegar a tener toda la colección, pero en eso como que Lego se dio cuenta que era un buen negocio y fue cuando ‘reventó la piñata’ y empezaron a aparecer sets por todos lados. Con eso ya se hizo casi imposible tenerlos todos”.

“Es tan difícil decidir [cual es mi pieza favorita]. Como en Lego uno solo compra lo que verdaderamente quiere o le gusta, en cierto sentido todos los sets son favoritos”, respondió ante la pregunta de cuál es su set favorito. “Pero si tuviera que escoger uno, escogería el AT-AT (caminante imperial) y en segundo lugar el Destructor Estelar. Son tan emblemáticos de Star Wars, que verlos armados da una imagen clara de la cinta”.

“Por otro lado, el set que me muero por tener es la famosa Estrella de la Muerte”, dijo al hacer referencia sobre ampliar su colección. “Sencillamente es lo más emblemático que hay en Lego de las películas, por su importancia, pero también por su tamaño”.

Más de lo que ven los ojos.

Por su parte, Javier tiene una de las colecciones envidiable. Su colección cuenta con más de 500 Transformers, casi 700 figuras y vehículos de Star Wars, una de las más completas colecciones “vintage” de He-Man (solo necesita 18 figuras y vehículos para completar todas las figuras que existieron en los 80s) y un número inferior de otras series que incluyen GI Joe, Street Fighter, Robocop, entre otros.

“En mi caso, yo siempre cuidé mis juguetes, y muchos los fui guardando desde que era niño. A raíz de diversos problemas que tuve, paré la colección hace unos 11 años”, explicó de su experiencia creando su colección.

“Por ahí del 2007 tuve la oportunidad de comprar a Unicron (personaje importante del universo de Transformers). Ese fue el detonante para retomar la colección. Esta vez por dicha, reconocí mis errores del pasado y pude mantener un balance entre mis finanzas familiares y mi afición”, dijo.

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“Por la colección tan grande que tengo, he sido invitado a muchos eventos a exponer mis figuras. En esos eventos he vivido experiencias muy lindas, cuando la gente se acerca a preguntar por alguna figura o pieza que les recuerda a su infancia. La cantidad de gente que reconoce el valor emocional de estas colecciones es bien grande”, expresó.

“Una de las experiencias que tengo más frescas en la mente es cuando me encontraba en una exposición y una señora se me acercó para preguntar por unas figuras. La señora decía se notaba que yo cuidaba las cosas y que bonitas tenía todas las figuras. Al día siguiente, la señora volvió al evento y me regaló un libro que servía para guardar los discos de acetato del Imperio Contraataca. Este libro narraba la historia de la película, mostrando escenas de la película. Ella me dijo que ya su hijo estaba muy grande y no le interesaban esas cosas, y que ella prefería que alguien que lo cuidara lo tuviera.”

Entonces, ¿por qué las colecciones?

“De alguna manera lo conectan a uno con una etapa bonita de la vida”, dijo Javier. “A eso le podemos sumar el interés que hoy día genera en las personas. Montones van a eventos que se realizan en centros comerciales o en lugares como la Antigua Aduana, y se les nota la emoción que despierta en ellos”, expresaron Javier y Minor.

Para los tres es sobre todo llamativo como estas colecciones también despiertan el interés de las nuevas generaciones, cuando padres e hijos van juntos a estos eventos. “Mi hijo es también muy geek, le gustan muchas de estas series animadas, ha estado en grupos por internet y conoce bastante”, contó Javier.

Para Natalia es un factor de identificación con sus gustos. Una persona ve esos intereses, y aunque al principio le parece raro, cuando ya hablan con el coleccionista, les parece interesante. “Yo tenía un compañero que una vez sacó una billetera de Super Mario Bros y eso fue un código que yo podía entender. Le dije ‘Yo sé que soy geek, pero ¿qué tan geek es ud?’”.

Al final, para los tres, es solo una afición, nunca algo que debe de sobreponerse a la familia y los seres queridos. Aunque es una afición lindísima, para estos coleccionistas es claro que no es el tamaño de la colección lo que importa, sino el cariño con el que se ha ido armando, así sean pocas o muchas piezas las que forman la colección.

Los tres estuvieron de acuerdo que las colecciones son para exponerlas, no para tenerlas guardadas en closets. Que la gente visite la casa y poder enseñarles al menos una parte que exponen en algún cuarto o en la sala. Y el tema no es por “rajar”, sino por compartir la afición.

Y es que al final de la conversación, el mensaje fue claro, las colecciones los conectan con otras personas. Personas que aunque no necesariamente comparten la afición por las colecciones, si comparten esa identidad geek, elemento clave para no tener que seguir “escondiendo las figuras en el bulto” y por el contrario, sentirse parte de una comunidad que cada día crece más.

 

¿Qué opina la comunidad? ¿Eres un coleccionista, o conoces a alguien que lo es? ¿Cuál es la pieza que más te ha gustado que has visto en una colección? Comparte tu opinión en la sección de comentarios o en Facebook.

Redacción

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