La recomendación de hoy es una de las distopías más famosas del siglo XX: “Un mundo feliz”, de Aldous Huxley.

El autor

Escritor, poeta y filósofo inglés que emigró a Estados Unidos, formó parte de una familia con gran educación: su hermano, padre y abuelo fueron biólogos y su madre fue una de las primeras mujeres que estudió en Oxford.

A los 16 años padeció de queratitis punctata, una enfermedad que le produjo opacidad en las córneas y lo dejó ciego por 18 meses, recuperando su vista parcialmente: en un ojo apenas percibía la luz, y en el otro tenía visión limitada. Durante su ceguera, aprendió a leer y tocar el piano en Braille.

Su madre había muerto por un tumor, y su padre se volvió a casar, uno de los hijos de su segundo matrimonio fue Premio Nobel de Medicina. Siguiendo con la tradición familiar, Huxley también estudió medicina, pero debió abandonar la carrera debido a su ceguera y se gradúa de literatura inglesa.

Huxley se interesó por diversos temas como la parasicología y el misticismo, y su obra se caracteriza por ser una crítica a las convenciones, ideologías y reglas sociales.

La novela

Publicada en 1932, “Un mundo feliz” nos presenta una sociedad perfecta, dividida en castas y en donde las personas son creadas y modificadas genéticamente. En esta sociedad futurista las personas cumplen sin cuestionarse con lo que se espera de ellas dependiendo de la casta a la que pertenecen.

Y el control no solo es genético, sino mental a través de una droga llamada Soma, que impide que las personas se depriman y las “cura” de sus tristezas.

“Un mundo feliz” es toda una paradoja: una sociedad en la que no hay guerras, hambre ni ninguna molestia, pero que igual tiene sus problemas, que empiezan a relucir una vez que los protagonistas, Bernard Marx y Lenina Crowe, llevan a un “salvaje” a visitar la ciudad.

Huxley logra ubicar al lector en su distopía desde el inicio del libro, en el que explica detalladamente cómo funciona el sistema de castas, que divide a la población desde su nacimiento, y cómo era el mundo antes de la implementación de un sistema que busca la aparente felicidad social, tecnológica y sexual, eliminando algunas cosas de nuestra sociedad actual como la familia, el amor, la religión, la diversidad cultural, el arte, entre muchas otras.

Por lo tanto, la sociedad es feliz porque está empujada a serlo: no deben preocuparse por nada ya que su destino está elegido desde que nacen, y si se preocupan, el soma lo resuelve todo. Es una sociedad manipulada en que las personas ni siquiera son libres de desarrollar su propia identidad y tomar sus propias decisiones... y por eso son felices. O no.

Sin duda “Un mundo feliz” es una novela que invita a la reflexión sobre la humanidad, los gobiernos, las decisiones y la felicidad. A su vez, Huxley hace una crítica a la sociedad del consumo, tema que no pasa de moda.

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