¡Qué sería de la política sin sus personajes tan variopintos! Ahora es ocasión de revisar una de las figuras más controvertidas en la historia estadounidense reciente; el nombre de Dick Cheney, bajo el título ‘Vice’ (El Vicepresidente, en latinoamérica). Sin embargo, cabe aclarar que desde el inicio el filme se plantea como un documento no oficial sobre la vida del ex-vicepresidente. La aclaración sale a escasos minutos en pantalla y aquí empieza tanto sus logros como producto cinematográfico, como también algunas falencias que arrastra.
Tan solo dos años atrás, el director Adam McKay entraba a un camino un poco más serio en su filmografía, luego de títulos enteramente cómicos como ‘Anchorman’ o ‘The Other Guys’. El primer aviso fue ‘The Big Short’, sorpresiva cinta explicativa y analítica sobre la crisis económica del 2008. Con ‘Vice’, el director parece entonar un mismo estilo trepidante y lleno de información aguda.
La cara ridícula de los altos mandos
No obstante, la principal diferencia con aquel filme -aparte de este tener un carácter biográfico- es el tono plenamente satírico con el que arroja los hechos en pantalla. Dick Cheney termina siendo esbozado como una caricatura irreverente y desvergonzada del descaro político. Cada una de sus decisiones, en conjunto con sus amigotes, es planteada para provocar risas por lo absurdo, ironía por el contexto, o un trago amargo por la indignación.
Después de todo, el filme busca hacernos entender y crear reflexión sobre lo que pasa arriba mientras lo ignoramos conscientemente. La vida de Cheney es otro ejemplo del sueño americano distorsionado, con las capas que lo cubren sobre intereses, manipulaciones, estrategias y demás juegos de poder. Al final se presenta, en el caso de los americanos, como republicanos y demócratas son causantes de varios conflictos en su país (aunque los republicanos sean más ridiculizados).
‘Vice’ se tropieza consigo misma
Ahora bien, no todo en su trama queda hilvanado correctamente. El problema recae cuando sus escenas son más escuetas debido al vaivén que plantea el director entre saltos temporales, juegos narrativos y otros trucos empleados. De hecho, no se siente el orden que sí tenía su anterior ‘The Big Short’. Eso sí, la experimentación por salirse del molde que representa el típico biopic se aprecia.
Esa misma experimentación ocasiona un juego muy preciso de edición, ya que prácticamente la película se ha formado en post producción. Luego, como parte del conjunto, tenemos una música ecléctica por parte de Nicholas Britell que se adapta a cualquier tono que se maneje. Y entre otras cosas, el maquillaje muy bien empleado, no solo para imitar a los personajes reales, sino también para enfrentar el desafío de las décadas en que se sitúa la cinta.
El cast también es de sus puntos más altos, empezando por un Christian Bale tan comprometido con su cambio físico, como por lo histriónico. El galés logra dominar desde su voz, hasta cada gesto que caracteriza al político. Un trabajo de estudio y compenetración muy bien logrado. Pero también mencionar el juego de los demás actores, siendo Amy Adams la más destacable.
Contradiciones más, contradiciones menos, las alegorías de ‘Vice’ son contundentes, y aunque dejan más de una carcajada, nos pone en perspectiva si somos la carnada o los peces en el río. Como reza en una de sus líneas, Dick Cheney vio una oportunidad ¿Qué tanto estamos permitiendo que otros lo hagan?
Calificación: 8