Review Wonder Woman 1984

Review Wonder Woman 1984 Review Wonder Woman 1984

Para el final de los 80’s el género de superhéroes se empezaba a establecer como una industria con grandes posibilidades. Tres películas de Superman, una de Supergirl, y el inicio de la saga de Batman dejaban claro que DC estaba colocando sus piezas en el juego…pero faltaba una.

Wonder Woman no se estrenó en la misma década que sus colegas, de hecho no lo haría hasta casi cuarenta años más adelante cuando en el 2017 Patty Jenkins dirigió la primera película con Diana Prince como protagonista.

Pero Jenkins no estaba satisfecha con que la Amazona fuera invitada al tablero tan tarde en la partida, por lo que regresó en el tiempo e hizo Wonder Woman 1984.

Cambio de tono

Desde el título es claro el objetivo de esta cinta. No es solo ubicarnos como espectadores, es colocarla en la historia, por eso recurre a darle el nombre según nos referimos a otras películas que ya tienen nuevas versiones, hablamos de Superman la del 78 o la Batman del 89, y ahora de WW del 84.

Patty Jenkins va un paso más allá, coloca a su heroína en el medio, justo entre los hombres de la trinidad DC, por eso su película tiene al inicio un aire ingenuo que se asemeja más a las primeras tres producciones del Hombre de Acero, pero hacia el final tantea un poco el tono del Caballero de la Noche, una oscuridad que no se instala aún pero que se percibe cercana.

Además, consistente con su discurso, la directora acompaña a su protegida de otra mujer que llegó a la pantalla justo en 1984, Supergirl. No la pone en el 83 que está ocupado por Superman 3 ni en el 85 o 86 que están libres, decide ambientarla justo en el año que hace su aparición Kara Zor-el, declarando el 84 como el año de las heroínas de la compañía.

Un viaje por el pasado

La ambientación no es lo único que nos establece un tono diferente al resto del DCEU, todos los elementos vienen a subrayar que estamos en una época distinta y que tenemos que recibir lo que vemos desde otro lugar y con otros ojos.

Al principio me molestaron estas ocurrencias -la música casi de fanfarria de Hans Zimmer, las actuaciones exageradas de los extras, los discursos cargados de sentimiento, los efectos casi caricaturescos- pero luego de reconocer que alguien como Patty Jenkins no se equivoca con algo tan básico, y de entender que si algo se repite en varios aspectos debe ser intencional, llegué a la conclusión de que todo fue para llevarnos a viajar en el tiempo.

Y lo logran. Nos transportan no solo en la ficción sino también en la forma de hacer cine, en la forma de contar historias y en la forma de ser de los superhéroes de ese momento. Incluso estoy dispuesto a disculpar algunas incoherencias argumentales desde la perspectiva de una inocencia ya perdida.

Escribiendo un mito

La historia empieza justo con un viaje en el tiempo, un flashback, que nos muestra a Diana como una niña muy superior al resto de Amazonas de Themyscira. Es un despliegue visual de lo hermosa que es la isla, de las habilidades de sus habitantes, de lo adelantada que está la sociedad que gobierna Hippolyta y de los códigos morales que las rigen. Es un momento pequeño que nos permite enlazar con personajes del pasado, pero que no tiene suficiente fuerza en el desarrollo de la historia.

De ahí brincamos a una Diana atrapada en su propio pasado, casi 70 años de dolor han calado en su vida personal y ahora se entrega a su trabajo como antropóloga en el Instituto Smithsoniano en Washington. La trama gira hacia lo mitológico y hacia la magia para ampliarnos el mundo de los peligros que puede enfrentarla protagonista al estar rodeada de artefactos extraños de todo el mundo.

El resto de la narración la vamos a dejar en misterio para evitar spoilers, pero es importante mencionar que la aventura nos lleva por varias regiones y nos regala momentos icónicos de referencia a los comics que a veces se sienten gratuitos y hasta forzados pero que cumplen con el tono establecido y con avanzar el mito de la guerrera.

Personajes nuevos, personajes viejos

En realidad no hay personajes nuevos en esta película, por un lado tenemos a Wonder Woman y a Steve Trevor que ya conocemos de la primera entrega, y por otro lado entran Maxwell Lord y Barbara Ann Minerva conocida también como Cheetah, pero que son personajes ampliamente explorados en el mundo del comic.

Estos “nuevos” integrantes del elenco traen la fuerza antagonista, son el villano y la villana a las que se enfrentaran los antiguos personajes. Ambos intérpretes, tanto Pedro Pascal como Kristen Wiig aportan un alto nivel de talento actoral creando momentos poderosos y dándole dimensiones a personajes que podrían haberse quedado acartonados.

Las historias de Minerva y Lord tienen sentido, tienen un pasado cargado de motivaciones para justificar las acciones que tomarán en el presente y parten ambas de un componente que el guion –de Patty Jenkins, Geoff Johns y David Callaham- y la dirección no quisieron explotar, pero que se manifiesta constantemente como un mal mayor, la necesidad de ser más en un mundo que nos obliga a no estar satisfechos nunca con lo que somos.

La comedia de Wiig funciona como el desliz para balancear la cinta, pero además la contrapone a la melancolía de Diana, su humanidad es evidente. El paso a Cheetah no es tan justificado, queda un poco en el aire a pesar de tener los elementos narrativos para sostenerlo, pero parece que eso quedó en el piso de edición.

A Pascal es una dicha verlo, verle el rostro y además verlo en otro tipo de papel que demuestra lo que ya conocemos, el hombre sabe desaparecer en sus personajes.

A Chris Pine, que interpreta a Steve, no le fue tan bien en esta secuela, su personaje no aporta mucho a la dinámica grupal y no le deja mostrar su talento ni carisma. Cumple pero no se aprovecha.

El caso de Gal Gadot es el más sobresaliente, primeramente es obvio que la fotografía –de Matthew Jensen- busca resaltar la belleza mitológica que posee la actriz, casi cada toma podría ser un cuadro pintado a mano, pero lo que me sorprende es que realmente ha mejorado mucho su nivel interpretativo. En esta segunda parte nos trae un personaje que es agradable pero que sabe poner distancia, nos da a una mujer fuerte y vulnerable, con un dolor latente que veremos estallar en una de las mejores secuencias de la película.

Con el lazo de la verdad

WW84 no es perfecta ni está cerca de serlo, en mi opinión queda por debajo de su antecesora, aunque tiene un mejor tercer acto que la original. Por momentos sentí que estábamos observando una producción de Hallmark, por el nivel de producción de algunas secuencias de extras que parecen grabadas con bajo presupuesto, y por sus discursos moralistas que se nos tiran de forma directísima a la cara.

Sin embargo, reconozco que es la película que necesitamos en este momento. Algunos de los puntos que toca Jenkins son temas que debemos seguir presentando a las audiencias, aunque la directora decide dejarlos en el trasfondo y no ponerlos a jugar de primer plano.

Temas como el mencionado de ser más de lo que somos, deberían de chocar directamente con lo que es Wonder Woman, ella es perfecta siempre, desde niña fue más de lo que podía ser, para ella no existe el bullying, esa es una faceta que no conoce y que la distancia del mundo en el que vive ahora. Ella viene con un privilegio que muchas personas no poseen.

También queda apenas mencionado otro punto importante, la masculinidad tóxica, y si no la percibió le recomiendo que vaya de nuevo a ver la cinta y que pida asesoría de una mujer. Durante casi toda la historia vemos formas de acoso a las que se enfrentan los personajes femeninos, y podemos apreciar el cansancio que esto produce en ellas. El discurso de Patty Jenkins es claro y contundente, más no explotado, lo que me parece una muy buena decisión para no generar polémica pero dejarlo en el fondo de nuestra mente para discutirlo después, sin embargo creo que se pudo usar un poco más para justificar algunos puntos de la trama.

Finalmente, no es gratuito que en la era Trump el villano tenga tanto en común con el próximo ex presidente, no está de más tampoco el cierre y su moraleja en el mundo pandémico de la actualidad. Wonder Woman 1984 es una película necesaria que debió existir hace cuarenta años pero que viene ahora a colocarse en el lugar que merece y en el momento más idóneo. Es una producción que debemos ver en el cine, tenemos que apreciarla como la creadora imaginó que la viéramos, después de todo no es lo mismo ver arte en una foto que verlo en un lienzo inmenso y maravilloso.

Calificación 7 de 10.

Redacción

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