Kevin Feige y compañía rara vez se han equivocado a la hora de lanzar un nuevo proyecto en el Universo Cinematográfico de Marvel. Sin embargo, así como ocurrió previo al estreno de Guardianes de la Galaxia, el público estaba expectante al no saber qué nos mostrarían cuando estrenara Shang-Chi.
Habiendo visto la película, puedo decir que fue un acierto total. La película ha venido a introducir una nueva faceta en las películas de Marvel, tal y como lo es la cultura oriental, y trajo consigo personajes carismáticos que prometen aportar muchísimo en futuras entregas.
El ritmo de la película es bastante acelerado, pero no deja la historia de lado; va atando cabos sueltos mientras nos regala acción por doquier. Este es, justamente, el punto más alto de la película: Shang-Chi logra igualar en calidad las coreografías de peleas que nos regaló Capitán América y el Soldado del Invierno (cosa que no se había logrado ver en ninguna otra película del UCM).
En cuanto al CGI, no hay queja alguna. Fue bien utilizado y tiene una calidad tremenda, mostrando todo su esplendor en los últimos 20 minutos de la película (que, por cierto, lanza un plot twist tremendo y que yo no veía venir).
En resumidas cuentas, Shang-Chi resultó ser una elección atinadísima por parte de Marvel. Cuenta con una historia fresca, personajes carismáticos, enemigos nunca antes vistos en anteriores películas y la aparición de varios personajes que, francamente, pocos esperábamos volver a ver tan pronto en el UCM.
Ahora solamente quedará esperar disfrutar su secuela pronto, de la mano de un soundtrack tan bueno como el que eligieron para esta primera entrega y de esa fórmula tan característica de Marvel/Disney que parece no pasar de moda.