Dos proyectos estudiantiles se defienden desde cada universidad.
Aunque por definición las obras “Eurídice” y “Vértigo” son producciones estudiantiles, por méritos y calidad son trabajos de entrega y talento profesional, tanto de sus elencos como de todas las personas involucradas en realizarlas.
Los dos trabajos son desarrollados por las respectivas escuelas de teatro de las universidades públicas que ofrecen esta carrera, la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional, y comparten la peculiaridad de ser producidas en su totalidad por los estudiantes de dichas carreras.
De viaje al pasado…y de regreso
La obra “Vértigo” es la propuesta de la Escuela de Arte Escénico de la Universidad Nacional, que a partir del texto “Vértigo 824”, de la dramaturga salvadoreña Jorgelina Cerritos, crean un nuevo montaje donde exploran los viajes en el tiempo y el peso de las decisiones que hacemos.
Ante la interrogante de ¿qué haríamos si pudiéramos ver el futuro de los caminos que elegimos?, se presenta el nuevo dilema de qué hacer con esa información. Este es el conflicto que enfrentan los personajes de la obra que dirige Mabel Marín, y que logran sorprender al público que debe ir descubriendo los giros y colocando las escenas que nos van mostrando en la línea temporal de los acontecimientos.
Un trabajo con una estética extremadamente cuidada, con música en vivo interpretada por los mismos actores y con la búsqueda de un lenguaje interdisciplinario cargado de símbolos y de elementos de la ciencia ficción que promete ponernos a pensar durante y después de la función.
De viaje al infierno… ¿y de regreso?
El mito griego de Orfeo es reconocido por casi todos, algunos lo recordarán de la adaptación que hace Neil Gaiman en las páginas de Sandman. Orfeo es un apasionado de la música y el enamorado de Eurídice, que baja al mismo infierno a buscarla luego de su muerte, pero que regresa solo, al caer en tentación e incumplir las reglas.
En la versión de la dramaturga estadounidense Sarah Ruhl, el foco de la historia está no en Orfeo, si no en Eurídice, un punto de vista del supuesto enamoramiento que experimenta, así como su lucha interna entre volver a la tierra de los vivos al lado de su esposo o perderse en las profundidades de la muerte junto a su padre.
En el montaje dirigido por Roxana Ávila, los estudiantes de la Escuela de Artes Dramáticas de la Universidad de Costa Rica, nos llevan a recorrer, gracias a sus cuidadas actuaciones y a la plástica del espacio, no solo los viajes emocionales que realizan estos personajes, sino también los recorridos físicos que deben enfrentar en estos mundos donde hasta las piedras pueden llorar.