Dark Souls III es la tercera entrega de la saga de FromSoftware que mezcla el género RPG y la aventura en tercera persona con una dificultad increíble, ya que el juego parece tener ganas de hacerte morir a cada rato.
En esta oportunidad veremos un título muchísimo más elaborado por parte de Hidetaka Miyazaki, ya que lograron mezclar otros aspectos que vimos en sus antecesores y veremos cosas nuevas o mejoras como lo son sus gráficos, una nueva barrita azul para los ataques mágicos y especiales, además de un nuevo frasco de stats azul.
Los jefazos de las Cenizas
Empezaremos con un tutorial muy característico de la saga y sin mucho recorrer hasta nuestro primer enemigo. Luego de nuestra batalla, habremos llegado al Santuario del Enlaze de Fuego, un lugar en donde podremos subir de nivel, mejorar armas, comprar equipo o simplemente descansar del cruel mundo en el que batallaremos por muchísimo tiempo. En el Santuario, La Guardiana de Fuego nos explicará que tenemos que vencer a los 5 Señores de la Ceniza, quienes se han marchado de sus tronos y es nuestro deber mantener la llama del fuego viva. Así es como nos adentramos en este enorme y difícil mundo.
Una jugabilidad mejorada
Esta vez, Dark Souls 3 mantiene un aire muy parecido a BloodBorne, juego que no tiene que ver nada con ningún Souls y que únicamente fue creador por el mismo Miyazaki. El movimiento del personaje así como del juego son más rápidos, es algo que te das cuenta inmediatamente si sos seguidor de la saga. El giro de tu personaje es mucho más fluido, a mí en lo personal me gusta más de esta manera, da más facilidad a la hora de enfrentar un enemigo y por ende no se te complica tanto el juego; de hecho si tu clase es guerrera, normalmente siempre se usa armamento pesado y tu personaje se le dificulta rodar.
Esta vez contamos con la barra azul o barra de Maná), lo que nos indica que podremos usar habilidades únicas dependiendo del arma que llevemos, además de utilizar dicha barra para emplear magia, cosa que se irá consumiendo cada ataque y que podremos recargar con el Frasco de Stats Azul. Esto dependerá mucho de la clase que elijas, por ejemplo un mago consumirá muchísimo más seguido estos frascos azules que un guerrero como era de esperarse, y en este caso el Herrero nos da la posibilidad de poder elegir cuantos frascos llevar. Podemos llevar más de uno que otro, siendo decisión personal de cada quién. En mi caso, mi clase es Guerrero y no uso magias, llevo solo frascos de Stats y no azules, pero en cualquier momento puedo cambiar esa formación.
Un gran mundo conectado
Si algo ha sido característico de la saga Souls son sus grandes lugares que podemos visitar. Cada vez que recorremos un lugar nos queda la sensación de que no fuimos a investigar por cierta parte. Cada zona es muy diferente, pero con el sello característico de Miyazaki, esta vez cuentan con una mejora gráfica notable, las armaduras y demás armas son mucho más detalladas, los NPC tienen un estilo muy particular y propio, como era de esperar un Dark Souls digno de nueva generación.
Los escenarios por más hermosos y bastante complicados. De hecho estos no serían nada sin sus enemigos que lo merodean, esta parte es nuevamente un acierto de Miyazaki. Las zonas son muy variadas, los enemigos son bastantes más molestos e incluso más complicados, pero sin duda alguna podemos ver el gran trabajo del estudio al crear cada uno de ellos y es claro que es uno de sus punto fuertes.
Silencios, grilletes perturbadores y más
La importancia de la melodía en Dark Souls (y creo que en cualquier juego) es brutal y creo que una vez más From Software da en el clavo, ya que en muchos momentos del juego no escuchamos más que un silencio perturbador, que nos hará ir con muchísimo cuidado. Esto es prueba de lo bien dirigido que esta el juego en esta parte, pero también sabe cuándo inspirarte al enfrentar un jefazo, con melodías bélicas y bastantes épicas, que te sumergen de gran manera. La falta de ruido en ciertas partes del juego son tomadas por el sonido de los enemigos, grilletes que se arrastran, espadas que chocan (por enemigos peleando entre sí) y gritos de desesperación, aunque no parezca todo tiene sentido cuando estamos con el control en la mano.
En lo personal una obra maestra, es uno de esos juegos que no podemos dejar de jugar. Aunque la dificultad del juego nos desespere en varias ocasiones, también es clave del juego, ya que en cierto modo esto nos da las ganas de persistir. La satisfacción recibida al acabar con un enemigo es sin igual.