Spider-Man: Un superhéroe como ningún otro

Spider-Man: Un superhéroe como ningún otro Spider-Man: Un superhéroe como ningún otro


57 años después, las historias de Spider-Man han continuado a través de diferentes películas, series y videojuegos que tratan de diferenciarse una con la otra. Pero, el mensaje siempre trata de ser el mismo, donde nos recuerdan siempre lo fácil que es relacionarse o identificarse con él.

Peter en muchas ocasiones ha expresado su odio hacia sus poderes, incluso, ha dejado de ser Spider-Man en repetidas veces. Esto debido a la gran dificultad de mantener una doble vida y que una no se vea afectada por la otra. 

Además, el gran drama juvenil fue un sello distintivo entre la variedad de cómics que habían. Ya que, en esa época, los adolescentes o eran los ayudantes del héroe o simplemente no estaban relacionados del todo con el género. 

No poder estar con la mujer que ama en repetidas ocasiones y verlas irse con otra persona sin poder hacer nada, tener que sacrificar sus noches de descanso por tener que parar un asalto y con esto ver su rendimiento académico se ve afectado hasta el punto de poner en riesgo su beca. 

También, por situaciones cotidianas se ha visto obligado a comprar un traje en una tienda de disfraces porque el original se encogió por lavarlo mal. O por no ser tan resistente al dolor tiene que enfrentarse a villanos con un solo brazo por una mala caída. 

Sumándole a esto la figura de J.J Jameson, un editor que odia a Spider-Man hasta la muerte al que Peter se ve obligado a venderle fotos a precios ridículos para disminuir sus problemas económicos.

Y la tía May, la dulce abuelita que siempre está alerta de Peter por ser su “chico frágil”, la cual en más de una ocasión ha sido víctima de las consecuencias que genera ser Spider-Man. 

Qué tal el primer amor de Peter, la bella Gwen Stacy. Una de las razones por las que Peter intentó dejar sus poderes de lado para poder tener una vida junto a ella. Pero, por desgracia, la vida de Gwen llegó a su fin en una pelea contra el Duende Verde, quien por cierto, es el padre de su mejor amigo Harry Osborn. 

En general, todas estas situaciones son de los primeros 120 números de los ya casi 1000 que hay del trepamuros. Pero las versiones cinematográficas del personaje no se han quedado atrás. 

La versión de Sam Raimi nos trajo a un Peter Parker interpretado por Tobey Maguire, donde vemos, al igual que los cómics, cómo el trepamuros afecta la vida de Peter tanto con sus amigos como con el amor de su vida, Mary Jane. Y donde la Tía May se convierte en la figura que ayuda a Peter cuando se siente perdido. 

Por otra parte, la versión de Marc Webb trajo al excelente actor Andrew Garfield como el trepamuros. Si bien es la versión menos valorada por los fanáticos, no se puede negar el gran cariño que Garfield sentía a la hora de ponerse el traje, además de la gran química entre él y su coprotagonista, Emma Stone. 

Y la más reciente es la de Tom Holland, nos presenta a un joven de 15 años que es parte del grupo que se encarga de proteger a la Tierra. Para al poco tiempo de ser resucitado cargar con el peso de ser un reemplazo digno del legado de Iron Man, todo eso sin terminar siquiera el colegio. 

Y lo que hace especial a cada una de esas historias es que el personaje principal no es el héroe, sino la persona detrás de la máscara, las consecuencias de llevar una doble vida cuando con costos podías llevar una. 

Pero de una manera u otra, Spider-Man siempre se levanta para proteger a la ciudad que ama sin importar lo que los demás opinen. Así que gracias, trepamuros, no solo por soportar mantener a la ciudad protegida, sino por inspirar a miles de jóvenes con las grandes enseñanzas que dejan tus historias.

Redacción

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