Es curioso como la palabra piratería crea tanta polémica en este país, siendo uno de ellos en los que un barrio no es barrio si no tiene un supermercado chino cerca. En fin, no es que venga a defender al 100% la pirateria actual; de hecho usando el termino «piratería» como forma de lucrar con material ajeno soy incapaz de apoyarlo, ya que estamos en una era donde el Internet nos ofrece todo eso y gratis. Sin embargo, en los años 90’s las cosas no eran tan fáciles como ahora.
Entonces, aclaro que este artículo no es para que quemen todos sus juegos originales y se hagan de un chip y un disco duro al cual llenarán de emuladores… Más bien es para que vean un par de datos curiosos que tenían los piratas del siglo pasado. Sea como sea, tenían que competir contra las compañías oficiales.
Con esto entendido, y con un Famiclon frente a mí para inspirarme, comencemos con el artículo. En este mundillo, todos, aunque sea una vez, han visto los famosos cartuchos de 32/64/72/120/etc… in 1, estos comunes cartuchos solían ser un remedio efectivo para los que de plano solo querían algo que jugar. Seamos sinceros, esos multi-roms venían bien cargados de juegos que cumplen en diversión, y a la larga eran un recopilatorio de juegos originales. Le duela a quien le duela, a un precio absurdamente accesible, ya que nunca voy a olvidar que en la escuela cambié un 20 in 1 por una Tronadita y un Fresco-leche.
Unos de los que me encantan eran los cartuchos que traían juegos que en América nunca se lanzaron oficialmente, esos juegos que se quedaron sólo en Japón sin razón aparente. Ejemplos que todos conocemos serían el Circus Charlie, F-1 Race, Road Fighter, Armadillo (con sprites de Super Mario) y Ninja Kid 3, el cual también venía camuflado con la cabeza de Mario. La lista es muchísimo más extensa, pero dejaré esos que son los más famosos.
De mis favoritos son sin duda los que traen más que los oficiales. No me refiero a casos como los cartuchos de Super Mario Bros. 3 que permiten seleccionar cualquier ítem sólo con pulsar Start, o el colmo de los juegos de CONTRA en que ya traen por defecto 30 vidas y el arma que deseemos. Me refiero a los cartuchos que traen la versión completa o sin censura que nos vendieron en América. Algunos ejemplos de ellos, y de los más emblemáticos, es que muchos saben que CONTRA en Japón se llama GRYZOR, y que en su país de origen dicho juego trae muchos más detalles que en América no disfrutamos. La razán es sencilla: en Japón los cartuchos y su capacidad quedaban a conciencia de las compañías desarrolladoras, mientras que en América se producían a nivel estándar.
Este detalle sobre la capacidad de los cartuchos y las versiones completas como GRYZOR lo descubrí como en el año 2005. Un perfecto destruye infancias… Sin embargo, por casualidades de la vida logré conseguir GRYZOR en un cartucho pirata, una maravilla por completo, y a la vez un trago amargo al recordar que oficialmente nos vendieron un juego legendario que pudo ser aún más legendario.
Saltemos mejor al Super Nintendo. Aquí entre muchos tengo dos casos especiales:
- Final Fight 2, que en América cambiaron a Roxy y Poison por punks genéricos para evitar polémica. Obviamente el rom pirata clonado de la versión japonesa no tenía dicha censura.
- Además, vemos el extraño caso de Super Back to the Future… Nunca voy a entender por qué un juego que se basa en una película americana jamás salió de Japón. Encima de eso, si lo comparamos con los otros juegos de la saga que sí salieron en Occidente, este les pega mil patadas. No es un juego increíble, pero sí divertido y a diferencia de sus nefastos hermanos gringos, es muy jugable. Obvio no hablaría de este juego aquí si no tuviera su versión pirata completamente jugable en consolas NTSC.
Así llegmos al final de este curioso tema y ojal+a se divirtieran leyendo. Ya sin más que decir me voy a jugar The Goonies 1, el cual también disfrutamos gracias a los piratas. Es más raro aún ya que el segundo sí salió para América. Me despido deseándoles como siempre, ¡un feliz gaming!